La dermatitis por contacto es un tipo de sarpullido que afecta a muchas personas y puede ser bastante molesto, por lo que es fundamental que conozcas cómo identificarlo para tratarlo a tiempo. Precisamente, hoy te contaremos todo lo que debes saber al respecto para que sepas cómo actuar en caso de que tú o algún ser querido esté pasando por esta situación.
¿Qué es la dermatitis de contacto?
Se puede definir como una enfermedad de carácter inflamatorio (sarpullido) de la piel, que aparece especialmente como consecuencia del contacto con algún agente externo.
Los síntomas de la dermatitis por contacto
Esta aparece especialmente en la piel que ha sido expuesta de forma directa a una sustancia que origina la reacción alérgica. Por ejemplo, si una persona ha rozado una hiedra venenosa con el brazo, la dermatitis aparecerá en esa zona.
El tiempo que tarde el sarpullido en salir depende de muchos factores. No obstante, hay que tener en cuenta que puede aparecer al instante de la exposición o algunas horas después, a la vez que puede durar de 2 a 4 semanas en algunos casos.
Algunos de los signos más comunes de la dermatitis por contacto a los que es importante prestar atención, son los siguientes:
- Sarpullido acompañado de picazón en la zona en que este aparece.
- Piel seca, escamosa o agrietada, especialmente en las pieles más blancas.
- Manchas ásperas de color más oscuro que lo habitual, particularmente en las pieles más morenas.
- Ardor o sensibilidad.
- Hinchazón de la zona.
- Aparición de bultos o ampollas, en ocasiones acompañados de costras o secreción.
¿Cuándo es importante consultar a un médico?
Muchas veces, la dermatitis por contacto puede aparecer en cuanto te acercas al agente que genera la irritación y eliminarse sola poco tiempo después. En esos casos, si la picazón o la hinchazón no es muy molesta, puedes esperar antes de consultar a un especialista.
No obstante, es indispensable prestar atención a si se da alguno de los siguientes factores, debido a que en cualquiera de esos casos es importante acudir a un médico:
- Si el sarpullido se extiende mucho.
- Si el sarpullido pica tanto que no se puede seguir normalmente con la vida diaria o no se puede dormir.
- Si han pasado tres semanas y el sarpullido no mejora.
- Si se experimenta mucho malestar emocional como consecuencia del sarpullido.
- Si el brote empieza a afectar la boca, el rostro, los ojos o los genitales.
Además, si empiezas a sentir que hay piel infectada con signos como exudado purulento o fiebre, tienes dificultad para respirar, sientes dolor en los conductos nasales o en los ojos; es indispensable acudir a atención médica de forma inmediata.
Las causas de la dermatitis de contacto
Es importante que conozcas por qué la dermatitis puede llegar a darse y cuáles son las causas más frecuentes que llevan a su aparición, de este modo sabrás qué hacer dado el caso. En este sentido, las principales causas de la dermatitis por contacto son las siguientes:
Contacto con sustancias irritantes
Sin lugar a dudas, esta es una de las causas más comunes. Es la dermatitis que aparece después de que la persona ha tenido contacto en alguna parte de su cuerpo con una sustancia que le genera irritación.
Los irritantes pueden ser muy variados de acuerdo a cada persona y el tipo de sustancias que le generen reacción o sensibilidad. No obstante, es muy común que aparezca en contactos con ciertos tintes, detergentes, jabones, disolventes, pesticidas, cementos u otras sustancias de origen químico.
Otra forma de dermatitis de contacto por irritantes es la que se da en los bebés por el uso del pañal. Es muy frecuente que los bebés tengan ciertas reacciones por el roce del pañal, el contacto prolongado con su orina o sus heces, los preparados tópicos que se suelen colocar en ellos, la maceración, entre otras cosas. Lo mismo sucede con toallas higiénicas o protectores femeninos.
Dermatitis alérgica
Por otra parte, encontramos la dermatitis alérgica de contacto. Esta se origina cuando hay una respuesta alérgica a una sustancia externa. En general, suele ser con cremas cosméticas, sustancias adhesivas como las que se usan en las uñas o las pestañas, con animales o plantas que generan alergia, con guantes de látex, tintes, níquel u otros metales, así como el contacto con determinados medicamentos.
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